Reflexionando la muerte

Reflexionando sobre la Muerte

En este mes de marzo, es el cuarto aniversario de la muerte de mi papá y ante la fecha, no se puede evitar sentir melancolía y tristeza. El duelo es un proceso y aunque después de cierto tiempo vamos teniendo la aceptación de lo sucedido, la realidad es que, siempre recordaremos y mantendremos en nuestra memoria y corazón a esa persona querida.

En estos días, recuerdo a mi papá con mucho amor y honro su memoria haciendo lo que heredé de él que es escribir y ayudar a los demás, esa fue también una fuerte característica suya, dar y ayudar al prójimo.

La tanatología que se refiere al manejo de las pérdidas, es un tema que me apasiona, me cuestiona y me hace reflexionar y pensar mucho sobre todo esto. Hablando de pérdidas, la más fuerte sin duda, es la que viene con la muerte de un ser querido.

Desde muy joven me cuestionaba sobre esto, sobre la forma que tenemos las personas de abordar el tema de la muerte y en nuestra sociedad, este tema cuesta trabajo. Te quiero compartir cual es mi visión sobre la muerte y te invito de una forma amorosa a reflexionar y que mi forma de pensar sobre la muerte, sólo te de otra opción de verla y de entender que hay varios caminos y opciones a seguir ante una misma situación. Sólo eso, no pretendo más, ya que es un tema muy sensible, fuerte, doloroso y confrontante.

La muerte es parte del ser humano, nacemos y morimos, es lo único seguro que tenemos.

En ningún lugar está escrita la edad en la que las personas mueren, ¡claro! que existe una estadística que nos da un promedio de edad y es bien sabido que lo más “normal” es morir de viejitos, aun así, la realidad es que el ser humano muere a cualquier edad.
Mi papá que como ya dije escribía y profundizaba mucho este tema, tenía una frase que decía “somos de la muerte”.

Se mueren los bebés, los niños, los jóvenes y también adultos, yo estoy segura de que todos hemos pensado que algunas muertes pueden parecer ilógicas, pero también, eso me ha llevado a creer firmemente, que cada persona tenemos nuestro tiempo en la tierra, en el momento que morimos, ya se cumplió nuestra misión aquí.

No sería hermoso que pudiéramos entender la muerte de la forma natural que es, que dejáramos ir a nuestro ser querido con paz y agradecimiento por lo vivido a su lado, en el tiempo que duró.

Cuando nos llega la muerte de un ser querido, ¿de dónde viene el dolor y la tristeza? ¿te lo has preguntado?
Viene de lo que te va a pasar a ti, a ti que te quedas sin esa persona, a ti que te quedas sin todo lo que te daba esa persona, a ti que te quedas sin su presencia, sin sus palabras, sin sus enseñanzas, sin lo que compartías a su lado, a ti que te quedas con tus proyectos truncados que tenías con esa persona.

Solo de escribirlo se me llenan los ojos de lágrimas, es duro perder todo lo anterior y más, porque si yo les pidiera a varias personas que escribieran lo que se pierde al morir un ser querido, la lista seria larguísima, ya que cada uno en su bio individualidad, tiene sus prioridades.

Lo que es un hecho, es que no lo podemos evitar, ni la muerte de una persona, ni nuestra propia muerte.

Solo queda: vivir en plenitud, amar en plenitud, dar, recibir, agradecer, perdonar, hablar las cosas a tiempo, decirles a tus seres queridos cada día que los amas, decirles lo que admiras de ellos, educar a tus hijos, trabajar y estudiar en lo que te gusta, salir allá afuera y disfrutar del gran regalo que es vivir en un bello planeta.

Te invito a hacerlo, para que el día que toque que te vayas o que alguien se vaya, que sea en paz.

“La vida es una obra teatral que no importa cuánto haya durado, sino lo bien que haya sido representada.”

Séneca

¡Gracias por leerme!
LA VIDA ES HOY/.

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